Abdullah Öcalan siempre ha ejercido un liderazgo tanto ideológico como organizativo. El Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) se formó como un movimiento independentista marxista-leninista, pero, en gran medida gracias a su liderazgo, el PKK y el más amplio Movimiento por la Libertad del Kurdistán han ido desarrollando sus ideas en respuesta a cambios políticos mayores, como el colapso de la Unión Soviética, y a su propia experiencia sobre el terreno. A través de un compromiso crítico con la teoría marxista y con las ideas de muchos otros pensadores -entre los que destacan Murray Bookchin, André Gunder Frank, Immanuel Wallerstein y Fernand Braudel-, Öcalan ha elaborado nuevas concepciones que se han convertido en fuente de inspiración y esperanza en todo el mundo.
Antes de su captura, en 1999, Öcalan pudo desarrollar ideas en debate con sus camaradas, o hevals, por utilizar el término kurdo. En prisión, se dedicó a profundizar en el desarrollo de estas ideas, lo que equivale a una importante reevaluación de verdades sociales e históricas esenciales. Sus hevals no han tenido la oportunidad de debatir con él sus nuevas ideas, pero han participado muy activamente en su desarrollo hasta convertirlas en la fuerza vital de una revolución social y política vivida.
Los escritos de Öcalan en prisión se redactaron como defensa de sus casos ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, y desde entonces se han publicado cinco libros. En su último escrito antes de que le separaran de sus abogados en 2011, explicaba: «Para mí, la prisión de İmralı se ha convertido en un auténtico campo de batalla por la realidad en lo que respecta a la comprensión del fenómeno de los kurdos y la cuestión kurda, así como a la construcción de posibilidades de solución… Fuera de ella, me habría resultado muy difícil desarrollar las ideas relativas a la filosofía política que he expresado de forma más amplia y concreta en esta defensa».
Esta nueva filosofía política surgió del compromiso con la cuestión kurda, pero su relevancia es universal. La resistencia contra la organización y las estructuras sociales jerárquicas, incluidos el patriarcado y el Estado, y la rejuvenecimiento de las formas comunitarias de organización y existencia, en las que la sociedad humana se entiende como una continuidad del mundo natural, son elementos centrales del replanteamiento de Öcalan. En esta concepción fundamentalmente humanista, Öcalan quiere liberar las redes de apoyo mutuo que forman la esencia de la sociedad humana de la camisa de fuerza impuesta por la «civilización». La actual camisa de fuerza es lo que Öcalan denomina «modernidad capitalista», y quiere sustituirla por, por utilizar su expresión, «civilización democrática».
En el centro de la visión de Öcalan se encuentra un enfoque empático de las relaciones sociales que aúna el cambio personal y el estructural y permite que el movimiento se convierta en un microcosmos de la sociedad que quiere crear. La organización comunitaria que esto alimenta es una fuente de fuerza e inspiración en sí misma.
La Civilización Democrática se basa en lazos comunitarios positivos al tiempo que despoja milenios de estructuras jerárquicas, empezando por la opresión de las mujeres, «la colonia más antigua». Para Öcalan, la libertad de las mujeres es fundamental, y esta creencia se pone en práctica en el Movimiento por la Libertad Kurda, donde las mujeres asumen papeles de liderazgo en la lucha, y su lugar está garantizado a través de copresidencias y cuotas, junto con una organización autónoma adicional de mujeres. Se trata de un enfoque muy diferente del individualismo del feminismo liberal, que se preocupa por la falta de mujeres directoras de empresas. Forma parte de una reconstrucción de la sociedad que pretende desmantelar las estructuras de poder y volver a dar prioridad a aquellas relaciones recíprocas y solidarias que han llegado a ser denigradas como «femeninas» y, por tanto, sin importancia. La autocrítica, así como la observación de la sociedad circundante, han permitido a Öcalan liderar la lucha contra la dominación masculina y lo que hoy se describe a menudo como masculinidad tóxica. El objetivo no es condenar a los hombres al ostracismo, sino ayudarles a cambiar como parte del cambio de la sociedad.
En todas las sociedades existen redes y organizaciones comunitarias. Sin ellas, las superestructuras de la modernidad capitalista se paralizarían. Lo que el Movimiento Kurdo por la Libertad ha conseguido, a través de las ideas de Öcalan, es concienciar a la gente de base para que las comunidades tomen las riendas de sus propias vidas y se conviertan en agentes del cambio político. La política se convierte en una parte de la vida en la que cada uno tiene un papel que desempeñar, no en algo que te hacen los demás.
En la Civilización Democrática de Öcalan, la sociedad se estructura mediante una democracia directa, organizada de abajo arriba, en la que las comunidades locales envían delegados a las reuniones regionales para decidir sobre aquellas cosas que no pueden organizarse localmente. En lugar de intentar apoderarse de las estructuras estatales y repetir las viejas jerarquías con un nuevo nombre, la revolución de Öcalan intenta eludir al Estado. En el norte de Siria, el vacío de poder creado por la guerra civil brindó la oportunidad de empezar a poner en práctica estas ideas y demostrar lo que se puede conseguir, incluso en condiciones de guerra y boicot.
La política de Öcalan se inspira en la exigencia de libertad cultural e igualdad de los kurdos. No sólo lo exige para los kurdos, sino para todos los grupos. Las estructuras organizativas están diseñadas para garantizar la participación política activa de los distintos grupos y que todos tengan las oportunidades culturales por las que luchan los kurdos. Este enfoque ha sido importante para ayudar a reparar la fractura política del norte de Siria.
En la visión de Öcalan, la organización basada en la comunidad sustituye la compulsión capitalista de crecimiento por una concepción muy diferente de la economía, basada en las necesidades de la comunidad. Y la naturaleza ya no es un recurso que hay que controlar y explotar, sino un ecosistema del que la humanidad forma parte integrante. Bajo las presiones de la guerra, estas ideas han sido las que menos se han desarrollado sobre el terreno, pero siguen siendo un componente vital de la comprensión global, y subrayan su relevancia para todos aquellos que buscan una alternativa a un sistema que actualmente nos amenaza con la destrucción planetaria.
Las ideas de Öcalan han sido reconocidas como enormemente importantes. Incluso aquellos que no están de acuerdo con todos sus argumentos son capaces de celebrar la contribución que ha hecho al desarrollo de la política progresista, tanto en la teoría como -vitalmente- en la práctica; y lo ha hecho en un momento en que nunca ha sido más necesario.
Hasta 2011, las autoridades turcas se aseguraron de que su capacidad para estudiar y escribir se viera mermada por normas que limitaban su acceso a los libros y restringían gravemente su comunicación externa. Desde 2011 no ha podido producir más «declaraciones de defensa» porque se le ha denegado el acceso a sus abogados. El aislamiento de Öcalan priva al mundo entero de sus pensamientos posteriores y de la oportunidad de debatir sus ideas con él.